martes, 7 de mayo de 2013

Malena


No canta el tango como ninguna, pero en su juventud fue tres veces Reina de la Primavera.
Abuela de cuentos antes de dormir, de caramelos sugus confitados y ñoquis caseros de domingo. De tardes con Frank Sinatra y Charles Aznavour. De abrazos estrujados, secretos escondidos y sonrisas cómplices.  Abuela, compañera y amiga.
Ella sabe todo acerca de mis cuitas y mis querencias. Así fue desde que era chica, y así seguirá siendo toda la vida. 
Cafecito de por medio, las interminables charlas en la cocina traen siempre como ingredientes su consejo oportuno y la carcajada fácil. Las canas que peina y oculta coqueta con fina tintura, le han enseñado a distinguir qué cosas valen la pena y cuales son innecesarias.
Los años y su agudeza la han hecho sabia. Años que no se avergüenza de decir, pero que no aparenta.  Dulce pero firme, educada y elegante como una reina, pero sin perder jamás esa chispa de su juventud que la hace tan divertida y graciosa.
Ella me enseñó tantísimas cosas de esta vida. A ponerme crema por las noches y a confiar en Dios con amoroso abandono, a condimentar en la cocina y a mantener la palabra dada, a arreglarme por las mañanas y a no salir jamás de casa a enfrentar el día sin haber hecho una oración, a dormir con la luz apagada y a mirar de frente a los miedos para poder ver qué hay detrás de ellos. 
Me enseñó  la importancia de caminar con la frente en alto, y de la verdad simple y llana, sin vueltas. 
Me enseñó que el que comparte en esta tierra multiplica en el Cielo.





3 comentarios:

  1. ¡Tenés indudablemente un don para escribir! Pero lo más lindo es cómo expresás las virtudes de las personas que querés. Tus descripciones están llenas de amor y mostrás a la persona tal cual es. Genia!

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