lunes, 29 de julio de 2013

Alegrías ajenas

Caminaba al trabajo, sumida en mis pensamientos. Volando mi imaginación por lugares lejanos, y a la vez atenta a esos detalles a los que nadie presta atención.

Un grito desbordante de alegría me trajo de nuevo a la ciudad:

“¡¡Abueeeeeloooo!!” 

Busqué con la vista y encontré al autor de tanto alboroto. Un chiquito de unos cinco años, pelo arremolinado y rebelde y una sonrisa de dientes de leche que era la inocencia misma. LLevaba su pintorcito y su mochila con risueña seriedad. Claro que ahora que iba al jardín era grande, no como su hermanito que quedaba durmiendo en casa.

Miré entonces a mi alrededor, queriendo encontrar al abuelo. Allí estaba a media cuadra, esperándolo en la esquina, con idéntica felicidad.

Alegrías ajenas que despiertan la propia alegría.

Seguí mi camino al son de canciones infantiles, con el alma inundada de buenos recuerdos.

martes, 23 de julio de 2013

Paseo de libros




Otra vez vuelvo a casa, 
vacíos los bolsillos 

Cantando el alma
y en las manos, libros.


Hoy me perdí de nuevo en una libreria. 
Los que no tienen dentro suyo una particular locura, jamás comprenderán lo que les cuento.
Mesas y mesas llenas de historias, de viajes, de cuentos y paseos.
Las historias que contiene el libro, las historias de sus dueños, dedicatorias de todo tipo, apuntes y rayones.
Historias que esperan se descubiertas y desempolvadas.
La satisfacción de salir de alli con olor a libro viejo, las manos grises y una bolsita de nylon llena de nuevos libros viejos.

domingo, 14 de julio de 2013

Sabor a Domingo


El Domingo es un día con sabor agridulce.

Su tarde pasará volando y dejará llegar en seguida a la noche que nos traerá un lunes lleno de cosas. Primer día de la semana, es anuncio de la vuelta a las responsabilidades, los madrugones y la rutina cotidiana. 

Pero a cada día debe bastarle su afán. Y entonces al Domingo, hay que disfrutarlo con agradecimiento.

El sol de un domingo es distinto al de cualquier otro día. Hasta las grises calles semivacías de Buenos Aires parecen más lindas, los árboles se visten de oro,los pájaros cantan distinto, porque es el día de su Creador.

El Domingo es día de mates compartidos y comida en familia.Día de orden externo e interno y día de descanso. Día de tranquilidad y siesta, en el que vamos a Dios y volvemos a nosotros mismos.


martes, 2 de julio de 2013

Lo que encontré en mi cartera

Las carteras de las mujeres son siempre terreno misterioso y de un cierto nivel de peligro. Nadie, incluso a veces ni siquiera la dueña, sabe exactamente qué puede haber allí dentro. 
Me acuerdo que cuando era chica, me encantaba presenciar el momento en el que mamá daba vuelta su cartera sobre la cama. Sabía que aparecerían cosas graciosas, y tesoros cubiertos de una capa fina o no tan fina de rubor explotado. 
Hoy, heredera de una tradición que quién sabe a qué antepasada nuestra se remonta, vacío yo también mi cartera sobre el sillón, y la razón de su peso en kilos cae en forma de lluvia de colores:

  • resaltadores y un cuaderno de apuntes
  • un libro de Gilson que estoy leyendo para un examen
  • un alicate
  • un mini costurerito, porque una nunca sabe (el 80% de las cosas que hay son "porque una nunca sabe")
  • una libretita de hojas lisas, para anotar ideas, reflexiones, cuentos y listas de supermercado
  • una birome, y otra más
  • un encendedor
  • miles de papeles y papelitos sueltos, tickets, una estampita y un boleto a Bella Vista
  • unos sugus de papel algo gastado
  • clips y gomitas
  • las llaves de casa, las de lo de mi abuela y las del trabajo
  • la billetera (réplica en miniatura de esta colección incongruente)
  • un monederito con el Rosario y el Kempis de María
  • un perfume
  • el bolsito de pinturas
  • un libro, para el colectivo y las filas
  • un montoncito de hojas abrochadas que se titula "Defensa del Desatino" de G K Chesterton
  • sobrecitos de azucar por si me baja la presión
  • un broche de ropa (sí.... ni idea como llegó hasta ahi)
  • el cargador del celular
  • otra libretita de hojas lisas (es que me encantan los cuadernitos y libretas de todos los tamaños y colores...)
  • pañuelitos de papel
  • una hoja seca que había metido en una de las libretitas, y se escapó


Todo eso, acumulado en una discreta cartera de tamaño estandar. 
Esta vez, por las dudas que algo se haya escapado de mi vista, el post no va con foto.