domingo, 28 de diciembre de 2014

Rumbos

El living lleno de cajas despertó en mí una nostalgia que estaba dormida. Tantos preparativos, tantas cosas lindas por venir no habian dejado mucho tiempo para pensar.
Ya no queda nadie, pensé. Solo silencio y yo. Y una pila de bártulos que crece sin permiso. Ropa, libros, carpetas, cuadernitos y un jazmín que creció acá conmigo. La guitarra se fue ayer, y los banderines duermen en una valija.
Soy la última en irme, porque me cuestan las despedidas. 
Cierro los ojos y escucho voces y risas. Confidencias, proyectos, vestidos de novia y zapatos. Tarta de queso y cebolla y mates de estudio regado de charla. 
Lugar de transición que se hizo hogar para todas las que pasaron por esta casa y siguieron su camino. Por mi parte, casi dos años, que no son nada en la vida pero son mucho, de haber compartido todos los días, uno seguido del otro con sus mañanas y sus noches. Y ahora cada una toma nuevo rumbo. Yo vuelvo a casa, a mi casa. A transitar dias de familia que prepararán el corazón para formar la propia. Y luego ... "dejara a su padre y a su madre..." pero esa ya es otra historia.