Hay silencios y silencios.
Los hay agradables, incómodos y forzados.
Silencios suaves como el algodón y silencios pinchudos como alfileres.
Silencio de mar en calma y silencio que anticipa una tormenta.
Silencio de oración y de misterio.
Silencio de encuentro, elocuente sin sonidos.
Hay silencios que quisiéramos que no existieran. Silencios hechos para ser
llenados, pero que no se inundan de palabas porque el corazón en la boca lo
impide. Y porque son tantas las cosas que hay para decir que si pudiéramos,
tampoco sabríamos por dónde empezar.
Hay un silencio que grita que no hay
nada que decir, y un silencio expectante, atento a lo que está por venir.
¡Shh! Leo en silencio
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