lunes, 25 de marzo de 2013

Mejor en bici



Gracias a la prudencia de alguno, nunca terminé de aprender a manejar. 

¡Menos mal! Evidentemente todavía me falta bastante de paciencia y de autodominio para eso. Así que mientras tanto me contento con volver en bici del trabajo. Los que me conocen sabrán que no es por una cuestión ecológica, ni por hacerle campaña política a nadie. Simplemente lo disfruto, tanto como hamacarme en una plaza semivacía. Es uno de los mejores momentos del día. 

Ahí soy tal cual soy. Una desquiciada graciosa, con un poco de cabeza y mucho de corazón, que canta a viva voz como si nadie la escuchara, que se indigna cuando alguien se le cruza sin avisar o no respeta lo establecido, pero disfruta de recorrer las callecitas escondidas de la gran Buenos Aires a toda velocidad. Que imprudentemente mira para arriba en aquellas calles arboladas de plátanos y fresnos que ya visten mitad otoño y mitad verano, y llena sus ojos de hojas coloridas y que pasa del enojo a la carcajada en un instante. Que comenta para sí y para nadie todo, absolutamente todo lo que ve. Aunque de a ratos, gana el asombro y se queda callada, por un ratito, sólo por un ratito.

Imagino lo que sería al volante y me río sola, mientras sigo pedaleando. Mejor en Bici, ¿no?



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