sábado, 10 de junio de 2023

Otoño

Otoño es un chico de sonrisa pecosa y mirada honda. Tiene los ojos bien grandes y es pelirrojo, por supuesto. 
Es un poco travieso, pasa las horas con su amigo el Viento, llevando a las hojas de aquí para allá. Hojas verdes, amarillas, doradas, naranjas, coloradas y bordeaux, marroncitas también. Otoño colecciona colores.
En la siesta, el solcito tibio le acaricia los pies. Las tardes con Otoño son de mates calentitos en el jardín, persiguiendo al Sol.
 Cuando su mamá le canta, se queda mirándola con sus ojos profundos de mar. Disfruta las tardes de chocolate caliente, con un libro o unos autitos. Pero también le encanta saltar charcos con sus botas azules. Otoño come garrapiñada que saca de a poquito de un bolsillo, y silba canciones mientras pedalea en su bici.
Otoño está lleno de alegre nostalgia. Otoño es un chico de sonrisa pecosa y mirada honda.

jueves, 6 de octubre de 2022

Frescura enamorada, Jazmín del país.

¿Qué fin persigue el jazmín?
¿Qué gigantesco misterio 
lo hace cantarle al asombro
y florecer a raudales? 

¿Quién le ha dicho que se vista 
De fresca y flamante seda 
Y sacuda de su alma 
Las tristezas invernales? 

 Buen Dios -un Dios de Belleza- 
ha dejado en las veredas, 
 en una dicha que embriaga, 
Su frescura enamorada. 

 Frescura enamorada, Jazmín del país. El sol de la tarde que asoma entre los árboles, la conversación de los pájaros y un canto distraido durante la caminata. La brisa que despeina aun más mi corona despeinada y un paso que aunque quiera, no puede ser veloz. Brota una zamba que estaba dormida, vuelven los ojos a ver los colores . Todo eso es Bella Vista en primavera. Y las tardes se hacen más largas, el mate extiende las charlas. Los chicos corren, trepan, gritan goles. Una muñeca disfruta inmóvil, su primer vuelo en hamaca. Se enciende el lucero de la tarde,y la tarde se hace noche. La brisa fresca disipa el encuentro.




viernes, 11 de septiembre de 2020

La vuelta

 La vuelta


«Sin embargo, algún día llegarás a la edad

en que nuevamente gozarás de los cuentos de hadas.

Entonces podrás sacarlo de la repisa más alta,

desempolvarlo y darme tu opinión sobre él.»

C.S. Lewis a su ahijada sobre las Crónicas de Narnia



Hoy, aquel niño de ojos rientes y franca sonrisa vuelve al lugar donde fue tan feliz. 

Pasaron muchos años desde el día en que se había marchado.

Peina alguna cana, trae su mochila  de historias cargada, y empolvados los pies.

Hoy trae a sus hijos a veranos de sol, pileta y bicicleta, a tardes de toboganes y fútbol, a mañanas escarchadas de invierno.

En esta comarca, los árboles en otoño visten todos los colores, los pájaros en primavera visitan las casas llevando las buenas nuevas, y los días de verano se comparten con las Hadas.

Aquí el invierno existe, sí, pero solo  en  los pies.

Por más frío que haga fuera, los corazones llamean.

Porque a esta comarca la cuida, con espada de fuego, un Arcángel Celeste.

Él serena los ánimos cuando surgen rencillas y recuerda a sus fieles que, con el alma bien limpia, deben esperar a Aquel que nos dona la Vida.

Hoy, este hombre que no ha perdido su alma de niño,  vuelve al estante de los cuentos de hadas, para sumergirse en ellos con sus hijos y gozar de nuevas aventuras.

Hoy sus ojos rientes miran al Cielo, y brota desde dentro una plegaria agradecida.



domingo, 9 de agosto de 2020

Hildegarda

Llegó una mañana de octubre, siendo pequeñitas ella yo, y mirándome crecer se quedó petisa. Su madera rayada por mis manos infantiles me acompaña hace más de 20 años. Y donde estemos juntas me siento como en casa. Es un poco tímida. No anda haciéndose notar, y espera paciente sus ratos de gloria solitaria. Su caja es arcon de mi vida hecha canto. Compañera de noches de insomnio, canciones de cuna y charlas con la luna, de tardes de lluvia y caminos errantes. Cada tanto nos sentamos y vibrante, cuenta con sus cuerdas historias de muy adentro.

miércoles, 22 de julio de 2020

Conversación de medianoche

Insomnio. O algo así.
Los libros desparramados en la mesa reclaman mi atención. El mate calentito me acompaña y mancha algunas hojas descaradamente, como queriendo dejar huella de su presencia esta noche. Marx, liberales de no sé bien qué época, un Papa y varios personajes ilustres desfilan por la cocina. El primero, se sienta sin que nadie lo invite en la silla que sobra, y así como si nada, empieza a comer cosas de mi heladera. Descarado. Claro, hay que mantener esa pancita, pienso. Pero no le digo nada. No hace falta. Ahí entra von Mises, que le reprocha, informándole lo caro que salió todo lo que devora, y qué se piensa, tomando cosas que no le pertenecen, y si la libertad es libre... Se ensartan en una discusión que sinceramente, no quiero escuchar. Hablan de  trabajo, de capital, de libertad, pésimamente entendida según pienso,  y de palabras que a estas horas y en estas circunstancias suenan metálicas y pinchudas. Mientras tanto, mi heladera se sigue vaciando, y ahora son dos los que se ocupan de ello.
Cansada de escucharlos, recuerdo que en algún lugar está escondida esa cervecita que guardamos para momentos especiales. La busco y la destapo. El pssssssst de la chapita separándose de la botella se escucha por sobre sus voces y ambos quedan callados. Sirvo cuatro vasos. Ellos se preguntan para quién es el cuarto. Para Pío XII por supuesto.
Pasamos al living y lo encuentran sentadito en el sillón. Ambos, por un instante se imaginan tomándolo del cuello, gritándole todas sus teorías absurdas, dibujan en su mente piñas y patadas voladoras. Pero Pío levanta su diestra papal con majestuosidad, y ellos se sientan calladitos con su cerveza. Gracias a Dios, pienso. Y lo dejo hablar. Comienza explicando el concepto de bien común, luego los principios de subsidiariedad y de solidaridad, el origen y el sentido del estado,  y así. Asombrada, me doy cuenta que a medida que se multiplican las palabras de este gran hombre, se van desdibujando las siluetas de los otros dos. Poco a poco se van esfumando, comenzando con los pies, las rodillas el tronco…
De un momento a otro, han desaparecido dejando sobre la mesa sus vasos de cerveza casi vacíos y todavía transpirados. Sólo quedamos Su Santidad y yo.“ Hija mía, ya es hora de que vayas a dormir. Si me hubieran escuchado antes, no hubieran hecho tanto daño. Complicaron mucho las cosas,sabes… pero quédate tranquila que el triunfo no es de ellos. Te dejo mi bendición: In Nomine Patris, et Filii et Spiritus Sancti. Gracias por la cervecita, rezá tus oraciones y descansa.”


lunes, 20 de julio de 2020

Fidelidad

Noble. Fiel. Por sobre todas las cosas, fiel. Con la mirada siempre hacia lo alto, y la sonrisa fresca, de cara al sol. Corazón enamorado de grandes ideales. 
La generosidad a flor de piel. 
Su naturaleza era fuego, como aquella de la que tanto habíamos aprendido. 
Pocos son los verdaderos amigos, y ella es una de esas. Todavía la encuentro a veces en.la espuma de un café, en las estrofas de algunas canciones, en esa boina vieja y desteñida, en montañas nevadas y en las cuentas del Rosario. 




lunes, 16 de marzo de 2020

Cielo de libros

Cuando era chica me pasaba horas y horas imaginando. Historias, personas, situaciones y lugares. Me encantaba imaginar el Cielo, que tenía que ser el mejor lugar que uno pudiera soñar. Una biblioteca inmensa con las paredes repletas de buenos libros de todos los colores hasta el techo, ventanales inmensos a bosques y jardines, escaleras en rieles, comodos sillones y serena paz. 
Disfrutaba mucho las tardes leyendo tirada en el sillón de casa. Momentos impagables que me brindaron la escolaridad simple y la vasta biblioteca paterna. 
Hoy pienso que quizás no estuviera tan errada. Si allí vamos a encontrarnos cara a cara con el Verbo y vamos a poder llenarnos de esa Verdad que tanto buscamos y gustamos de a poquito en esta tierra.