Corre un Niño a lo largo y a lo ancho del jardín. Se enreda en un arbusto, para mirar sus frutos. Ríe alborozado. Lleva y trae pequeños tesoros que encuentra por ahí. Una ramita, una semilla, unas hojas secas.
Corre y valeroso se trepa con esfuerzo en una silla del jardín. Desde allí me llama: ¡mamá! ¡Mamá! Y señalando con el dedo, nombra, como el primer hombre, todo lo que lo rodea:" árbol, flor, agua, árbol, arbol" en su media lengua de niño de año y medio.
Asombrado y feliz, descubre la novedad de la vieja creación.
¡¡qué bueno, Rochi!! Lindísimo escrito.
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