Era invierno cuando se fue a dormir. Pero amaneció primavera. Porque gracias a Dios, las copas vacías de los árboles, los pies congelados, las mil capas de ropa y los días que comienzan de noche y el frío que pincha las orejas no son para siempre. Él lo pensó todo de manera tal que siempre el crudo invierno devenga primavera.
Amaneció. Y allí estaban los azares del naranjo recordándole al Principito: "es el tiempo que pasaste con tu Rosa lo q la hace importante". Un crudo invierno. Tres meses nomás. Intensos. Con sus momentos lindos, de chocolate caliente y chimeneas chisporroteando charla. Y después primavera.
Primavera que ríe, esperanzada y serena. Lapachos florecidos, frutillas como rubíes, brotes lustrosos de verde nuevo. Mates vespertinos en el balcón, contemplando un naranjo que se prepara para dar fruto el próximo invierno.
¡Leeendo, como la primavera que llegó!
ResponderEliminar