viernes, 6 de septiembre de 2013

Trazar la Cruz


Todavía hay cosas que logran enmudecerme. El asombro ante la inmensidad de Dios es una de ellas.

Durante días y días anduve por rincones del mundo sin moverme de Buenos Aires.

Cada jornada tocaba algo diferente. Montañas, castillos, catedrales y capillas, nuevos paisajes con caras de viejos conocidos. Todos con el color de nuestra Cristiandad.

Allá, nuestra Madre Patria, que nos inició en la Fe que hoy profesamos y desde donde llegaron tantas tradiciones y costumbres. Recorrí la historia de nuestra Fe a través de la historia de un país. Un apóstol enviado al mundo para llevar el Misterio que le había sido confiado. Una persona humana con fortalezas y debilidades, acompañada y empujada por nuestra Santísima Madre. Ella, presente desde el principio, vela sobre sus hijos como Madre Tierna. Ella, Pilar de la Cristiandad, Columna de nuestra Fe. Fortaleza de los que aman a Dios y quieren cumplir su voluntad.

Y un poco más arriba, una isla, con otro idioma y costumbres distintas. Un país esperanzado como el verde de sus praderas, noble como el mar que la rodea.  Su música alegre y el espíritu aguerrido de sus hijos tienen un fundamento trascendente y por eso perduran a través de los siglos. La unidad de esa nación es la Fe. Por ella batallaron generaciones y generaciones y por ella murieron tantos valientes.

Todo eso me produce asombro. Silencio maravillado ante el Misterio. Es que no se puede decir nada, porque las palabras que dijéramos quedarían chiquititas y opacas ante la Grandeza. 
Asombro que trae la alegría. Alegría compartida, que es doble alegría.
Y cada vez que mi imaginación camina y vuela por esos lugares, recuerdo los versos de Marechal en su Didáctica de la Patria:

“Y has de saber que un pueblo se realiza tan sólo
cuando traza la Cruz en su esfera durable.
La Cruz tiene dos líneas: ¿cómo las traza un pueblo?
Con la marcha fogosa de sus héroes abajo
(tal es la horizontal)
y la levitación de sus santos arriba
(tal es la vertical de una cruz bien lograda).
Josef, si como pueblo no trazamos la Cruz,
porque la Patria es joven y su edad no madura,
la debemos trazar como individuos,
fieles a una celosa geometría.

¡La vertical del santo, la horizontal del héroe!”

Creo que Irlanda y España, vaya si supieron comprenderlo  bien.

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