viernes, 13 de marzo de 2020

Reencuentro

Levantó la vista del libro y la vio por la ventana. Nívea, luminosa, inmóvil y pacífica. Allí estaba y había estado tantas noches. Los grillos le cantaban a coro. Se dio cuenta de que el trajín diario, las mil cosas -y ninguna- ocupando su cabeza, habían hecho que perdiera la costumbre de entablar conversaciones con la Luna. Y eso que la Reina de los astros seguía esperándola.. cerró el libro y apagó la luz, para verla mejor. Quedó un rato quieta, con los ojos bien abiertos y el corazón atento, contemplándola a través de los árboles.¡Tanto tiempo había pasado! Pero en seguida la charla fluyó como si nada. Porque así son las verdaderas amistades. 
Cerró los ojos, y sobre una plegaria se quedó dormida. Mañana sería otro día, de cara al sol. 

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